martes, 26 de abril de 2011

Prevenir es curar

Entre los años 1970 y 1990 las tres primeras causas de mortalidad en España eran las producidas por el corazón, el cáncer y la carretera, y se englobaban con el nombre las tres ces.
La construcción de mejores carreteras y autopistas, controles de alcoholemia y limitar la velocidad han sido determinantes en la disminución de muertes en carretera, medidas todas ellas preventivas, junto a la sensibilización o toma de conciencia por parte de muchos conductores de los peligros de la conducción.
Tan importantes acciones preventivas y aún más si cabe, son las necesarias para disminuir la mortalidad por cardiopatía y cáncer: fumar, obesidad y consumo excesivo de bebidas alcohólicas son factores que contribuyen a aumentar la enfermedad cardíaca y cancerígena y la excesiva exposición al sol aumenta el riesgo de padecer cácer.
No hagan caso de los alarmistas cuando nos amenazan con la exposición a productos químicos como iniciadores de enfermedades porque suponen que, por definición, son peligrosos y que nuestra exposición a ellos deben limitarse, incluso a un inmenso costo. Eso sorprende, ya que todas las cosas, tanto naturales como sintéticas, incluyendo nuestro propio cuerpo, se componen de productos químicos.
Recuerden que en nuestra mano está adoptar las medidas para que el tabaco, la alimentación, las bebidas alcohólicas y la exposición al sol no se conviertan en contaminantes de nuestra propia salud.

1 comentario:

  1. Los productos químicos como se dice en este artículo, no son intrinsecamente malos, como quiere hacernos creer una cierta publicidad: la que ha descubierto en "lo natural" un filón y lo explota sin piedad hasta el artazgo. Natural o es sinónimo de sano: la cicuta con que se envenenó Socrates era una planta de la familia del apio, natural y es un veneno. Gracias a productos químicos tenemos a nuestro alcance productos y servicios que de no tener determinados tratamientos químicos no podríamos disponer o su precio sería privativo.
    De todas las informaciones que no tengan una autoría fiable o avaladas por una entidad de prestigio no debemos hacer caso, y menos si son anónimas.

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