Derecho al trabajo
Cuando algo nos falta recurrimos a la muletilla fácil: ¡tengo derecho! Si ocurre un acontecimiento no esperado protestamos con un frustrante ¡no hay derecho! En estos y otros casos anteponemos esos derechos como el paradigma de lo que nos pertenece, algo inalienable y que nadie nos puede quitar. Por eso estamos muy enfadados en estos tiempos porque a mucha gente le falta el motivo del sustento, el trabajo.
El trabajo es la institución que el hombre ha creado, consecuencia de su libertad, como elemento emancipador de su independencia, con el fruto del trabajo sacio necesidades vitales, no soy dependiente de otros, decido y actúo bajo el paraguas de mi voluntad. Con el trabajo me promociono económicamente y socialmente, también culturalmente porque si pretendo mejorar debo formarme, esforzarme compaginando trabajo y estudio.
El trabajo también es institución que dignifica al hombre, considerando la dignidad como el valor que no tiene precio. Es la parte del hombre que no es un medio que se pueda comprar, como la esclavitud, el hombre no puede ser utilizado por ningún otro como un medio para sacar un provecho sin su consentimiento, como sucede cuando existe coacción o fuerza contra su voluntad. El hombre es un fin en sí mismo y en eso consiste su dignidad. El hombre se convierte en medio cuando es utilizado, forzado, a realizar actos que él no decide.
Derecho a la huelga
No es necesaria una ley que reconozca el derecho a la huelga, está escrito en nuestra naturaleza y en nuestra cultura. Pero es necesaria la ley jurídica que regule la huelga.
La palabra huelga implica cese, paro, inactividad frente al trabajo que realizo. Por mi propia voluntad decido acudir a la huelga, pero por el mismo acto de libertad otro prefiere seguir en el trabajo. Por eso es necesario el ordenamiento que defienda la libertad de ambos para hacer lo que su conciencia prefiere, sin amenazas, sin coacciones.
Los piquetes
Son el arma sindical para la coacción. Contra ellos debe actuar la ley que ordenara la huelga. Los trabajadores que quieran trabajar deben ser defendidos ante la amenaza.
El derecho
La defensa de nuestra libertad está en el derecho, expresado como conjunto de leyes que limitan y garantizan lo que un individuo puede hacer sin que nadie se lo pueda prohibir y sin incurrir en sanciones: es la misión del Estado. El ideal de libertad implícito en los derechos humanos debe estar garantizada por el Estado.
La lucha
La liberación de las ataduras que objetivamente nos oprimen y limitan nuestra libertad es la lucha que el hombre ha ejercido permanentemente contra lo que no es justo. El Estado no es el que todo lo ampara, excepto la libertad y la obligación, sin embargo la actitud de la acción frente lo injusto ha sido una constante en los individuos para que los estados inicen leyes que garanticen la libertad individual.
Frente a la fuerza, el trabajador debe ejercer su dignidad, luchar para defender la voluntad que líbremente ha decidido. La lucha no es física, nadie puede agradir violentamente a otro, pero si la fuerza es utilizada contra mí yo puedo defenderme. También hay lucha por defender las ideas. Pero en cualquiera de los dos casos, la conquista de un territorio más justo en el derecho al trabajo y contra la intimidación está en la lucha.
Rafael Rovira
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