domingo, 8 de mayo de 2011

Ciudadano Negrín: el científico

Hace años, en el anterior régimen político, Negrín era un nombre entre chistoso (por su nombre) y ogro. Siempre habíamos oído hablar mal de un ser humano llamado así, que había dado a los soviéticos el oro del Banco de España, el famoso “oro de Moscú”.  Después nos entramos que fue el Presidente del Consejo de Ministros de la Segunda República durante la Guerra Civil, algo parecido al cargo de presidente del gobierno actual.

Más tarde oímos hablar de que el tal Negrín era médico, pues la generación de los supervivientes de la Guerra hablaba de las “píldoras del Doctor Negrín” en tono jocoso para referirse a las lentejas, entonces casi  el único alimento que tenía la gente corriente para su alimentación.

La gente de esta misma generación, en privado, contaba alguna historia de los años duros que le tocó vivir, los de postguerra, y en momentos de enfado cantaba un chascarrillo: “Franco, Franco, Franco, que prometiste dar pan blanco y nos das pan de serrín, peor que el de Negrín” es decir que al menos el tal Negrín daba mejor pan que el invicto Caudillo de España.

Al transcurrir de los años, en el edificio central de la Universidad de Valencia, en la calle de la Nave, se montó una exposición sobre la personalidad del tal Doctor Negrín: Se pudo uno enterar que se trataba de un español nacido en Canarias, Juan Negrín López, de una de las familias más pudientes de las Islas, académicamente muy brillante.
Juan Negrín se marchó muy joven a estudiar Medicina a una Universidad alemana, entonces el país científicamente más avanzado. Allí cursó la licenciatura y el doctorado, iniciando una carrera como investigador y profesor universitario.

Al entrar Alemania en guerra (Primera Guerra Mundial), se trasladó a Madrid, donde hubo de volver a cursar sus estudios de Medicina y doctorado. Y entonces tomó contacto con el Premio Nóbel Santiago Ramón y Cajal que le encomendó la dirección de un laboratorio de reciente creación, dependiente de la Cátedra de Fisiología del propio Ramón y Cajal.

A la muerte del insigne Premio Nóbel, obtuvo la cátedra del maestro el joven,  ya prestigioso científico, Doctor Juan Negrín López, y desde ella desarrolló una importante labor investigadora pues entre sus alumnos destacan el también Premio Nóbel Severo Ochoa, y los no menos reconocidos Francisco Grande Covián, Pío del Río Hortega, etc.
Es decir, hemos encontrado el eslabón entre un Premio Nóbel, Ramón y Cajal y otros científicos más jóvenes que continuaron fuera de España sus investigaciones entre los que destacó Severo Ochoa, también Premio Nóbel. Ese eslabón no era otro que aquel supuesto ogro que se llamaba Negrín.

Recientemente se ha estrenado una película documental sobre su figura, con el título de Ciudadano Negrín, intentando de revisar la personalidad de Negrín y que trata su faceta científica muy de pasada. El propio director, Sigfrid Monleón, vino a presentarla al cine club Utiye. Lástima que no ponga de relieve la importancia académica de este hombre que estuvo en un lugar político difícil en uno de los momentos más complicados de la reciente Historia.
 Enric Cerdá

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